El objetivo final de la cirugía estética es el de contribuir al bienestar y armonía de la persona que desea ser operada.

El cirujano aspira a ofrecer el mejor servicio al paciente y obtener el mejor resultado posible.
La fórmula óptima es una combinación de: las espectativas del paciente, del concepto estético del cirujano, las técnicas disponibles y la destreza del cirujano.

Si bien cada persona tiene límites anatómicos individuales que pueden afectar a las mejoras que quieran ser realizadas, los cambios significativos son posibles.
Es importante dejar bien en claro que toda cirugía, incluso aquella realizada por cirujanos plásticos calificados, tiene riesgos, y puede presentar complicaciones.
Los individuos varían tanto en su anatomía, como en sus reacciones físicas, y su poder de cicatrización, por lo tanto, es imposible poder predecir el resultado de una cirugía de manera exacta en un 100%.
Las complicaciones inherentes al acto quirúrgico, en algunos casos, son imposibles de poder prevenir o solucionar, y por lo tanto, estas cuestiones influyen en el resultado final.